Hace quince días, ABC lanzaba la primicia: podría estar fraguándose una procesión magna para cerrar las actividades del Año de la Fe, que concluye entre septiembre y octubre. Ayer, el presidente de la Agrupación de Cofradías, Francisco Gómez Sanmiguel, pidió su opinión al obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. La respuesta fue clara: el obispado vería con buenos ojos un acto de ese tipo.
Dicha afirmación la hizo monseñor Fernández tras la reunión que mantuvo con representantes de las cofradías de toda la diócesis, y que se inició con una celebración eucarística en la Catedral. Finalizada la ceremonia litúrgica, los cofrades y el obispo pasaron al salón de actos del Obispado, donde el prelado preguntó a cada uno de los presentes a qué localidad y cofradía pertenecían. Después, les dirigió unas palabras en las que incidió en la importancia de las hermandades y les agradeció su tarea de transmitir la fe, que surge en las cofradías «como la flor de un brote bien regado», manifestó Fernández.
El mitrado insistió también en la necesidad de que se formen agrupaciones de cofradías en los pueblos de la diócesis, y que aquéllas que no tengan estatutos lo redacten en breve, adaptándose al estatuto Marco para gozar de plena representatividad.
A continuación, cedió la palabra a los presidentes de agrupaciones de hermandades de las distintas vicarías de la diócesis, que forman parte de los consejos diocesanos de laicos y de pastoral.
Los cofrades refirieron la situación de crisis económica y cómo pese a ella y la reducción de ingresos, ni el número de hermanos ni la colaboración con Cáritas ha disminuido, sino que en varios casos se ha incrementado. Alguno, incluso, expresó su dificultad para afrontar el pago del diezmo. Comentaron también el importante papel catequético de las hermandades y la revitalización experimentada por los grupos jóvenes, que necesitan ahora la implicación de los consiliarios para la formación.
Por otro lado, incidieron en la necesidad de participar activamente en la sociedad y solicitaron la revisión de las situaciones personales de algunos hermanos que se sienten apartados de las hermandades.
«No somos Hacienda»
«El Obispado no es Hacienda», respondió el pastor, indicando a quien tuviese dificultades para pagar el diezmo que no debe preocuparse: «La iglesia es más bien una gran familia en la que los miembros se ayudan, y si alguno no puede en un momento dado no pasa nada», si bien «no todos los ingresos deben irse en pólvora».
Monseñor Fernández tomó nota de la solicitud de implicación para los consiliarios. Animó a los cofrades a participar con alegría en la sociedad, y aclaró la doctrina respecto a las situaciones personales, que resumió en que no se excluye de la actividad de las hermandades a los que sufren una separación, salvo que rehagan su vida al margen de la iglesia.
Sin embargo, la noticia más reveladora se produjo una vez concluida la reunión. En la puerta el Obispado, en presencia del delegado diocesano de hermandades, Pedro Soldado, y de varios cofrades, Francisco Gómez Sanmiguel preguntó directamente al obispo por la noticia avanzada por ABC. De su respuesta se deduce que, aunque no insta a organizarlo, estima positivo que la Agrupación de Cofradías coordine un acto multitudinario, con diferentes pasos, como colofón del Año de la Fe.
