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jueves, 17 de abril de 2014

Cádiz: Una Jornada que va a más


El tercer día de la Semana Santa demuestra su mejora año tras año, destacando los avances en tres de los pasos de misterio Ayer fue palpable el aumento del número de penitentes.

Las cofradías de la ciudad están viviendo un momento en el que a base de mucho trabajo y tesón están logrando importantes mejoras y avances. Y eso es del todo palpable en la jornada del Martes Santo. El tercero de los días de la Semana Santa está experimentando una espectacular mejora en casi todos los sentidos, siendo un auténtico atractivo ver cada una de las cinco cofradías que procesionan.

Los pasos de misterio que año tras año van ampliado su grado de ejecución en Caído, Ecce-Homo y Columna; los avances que cada año también muestra el palio de Sanidad; el incremento, por supuesto también, del número de hermanos que procesionan en cada cofradía de este día; la calidad artística de las imágenes de Piedad, Columna y Ecce-Homo; y los detalles, un sinfín de detalles que redondean una espectacular jornada en la que el buen tiempo puso la guinda del pastel, siendo el único contratiempo la elevada temperatura a primera hora de la tarde, coincidiendo por ejemplo en San Francisco con la salida del Caído.

En esta hermandad de los estudiantes se vivía por la mañana un acto en el que el rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo, defendía el derecho universal a la educación y manifestaba su apoyo académico a la iniciativa de la cofradía, que acaba de crear una beca solidaria con motivo del próximo cincuentenario de la llegada de la Virgen de los Desamparados. Integradora como la universidad a la que se vincula, El Caído vivía en el interior de San Francisco los momentos previos a la salida entre niños, hombres y mujeres. Muchos cofrades y todos caben en esta hermandad. Cantera de Semana Santa representada incluso por un bebé que dormía, vistiendo hábito, en brazos de su padre penitentes. La fiesta cofrade de los niños materializada en una fila guiada por Eloísa Zilbermann, al mando -vaya responsabilidad- de los peques de túnica blanca y cíngulo negro.

"Vamos a guardar silencio, que si no, no podemos formar la procesión", decía desde el altar el colaborador de la junta de gobierno Mario Vázquez mientras la dulce marea blanca desembocaba en la plaza del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz. Los cargadores del paso de misterio se abrazaban antes de meterse bajo el Señor. Con ese ánimo, esa solidaridad, la piña de una cuadrilla consolidada, era imposible no completar una buena salida procesional. En la calle, el paso de misterio, con José Asencio al mando, iniciaba su andar con las marchas Caído por San Francisco y En tu camino de azahar. Treinta minutos después de la hora taurina, Juan Caro, contracapataz, alentaba a los cargadores de la Virgen de los Desamparados tras la primera 'levantá' y sonando Madre de los Estudiantes: "Qué elegantes son mis niños". El Caído buscaba San Francisco.

¡Y qué clima en la calle! Tarde-noche de candelerías y cirios sin sobresaltos, a diferencia del Lunes Santo. Sólo brisas para acompañar en el centro de la ciudad a tres hermandades que copaban el protagonismo juntas, casi de la mano hacia la Catedral separadas por escasas calles. A la misma hora en la que El Caído iniciaba su 54 estación penitencial desde su refundación, rechinaban los pasos de los cargadores del Cristo de la Columna conduciéndose hacia la salida. El primer 'martillazo', así se escuchó dentro del paso, fue para el tallista, Manuel Montáñez, que ha culminado su trabajo, estrenado ayer. Ahora queda el dorado.

Espléndido, como la tarde, fue ver a Columna salvar con sus dos pasos el complicado enlace de las calles San Pedro y Beato Diego. Allí lució especialmente el río morado que reparte estampas a los chiquillos, el cortejo que desplegó por Cádiz la hermandad de San Antonio. Tras el paso de misterio, un curioso palio de respeto portado por un grupo de acólitas. Y justo detrás, la agrupación musical Sagrada Cena tocando Prendido en Getsemaní. Por el mismo lugar, el palio de la Virgen de las Lágrimas marchaba al son de María del Subterráneo.

San Francisco, San Antonio... y San Pablo. El triángulo cofrade de la tarde del Martes Santo. Calle Ancha donde el antiguo capataz de ambos pasos de Ecce-Homo, Francisco Rodríguez Rincón, deseaba en los micrófonos de Canal Sur "paz y bien" para todos los cofrades, en un mensaje más navideño que propio de estas fechas, pero igual de útil. La Semana Santa de los que están, de los que estarán y de los estuvieron. Entre ellos, el padre Caldelas, antiguo director espiritual para quien el capataz del paso de palio, Melchor Mateo, pedía rezos a sus cargadores debido a su estado de salud.

Fuera, en Ancha,y en el capítulo de novedades, sonaba la hermosa marcha del maestro Escobar Ecce-Homo a la salida del cortejo. Fue una tarde de reencuentros. De amigos que se ven de tarde en tarde, o alguno más significativo, como el del capataz del palio. Melchor Mateo volvía a asumir esta función con una variante. En esta ocasión, tras la primera levantá dentro de la iglesia, tomó a sus dos hijos de las manos para vivir un momento muy emotivo.

Ya en la calle, y como suele suceder, la maniobra para quitar las ruedas con las que los pasos salen de San Pablo, despertó algún que otro grito de alarma al ver que los pasos se escoraban hacia su derecha peligrosamente. Es algo habitual, aunque para el que no lo haya visto nunca puede dar la impresión de que los cargadores han perdido el control. Una vez que se colocaron las patas y que las cuadrillas estuvieron al completo dentro se inició un camino con una cadencia lenta, elegante, al compás de marchas como Virgen de las Angustias, que también acompañó al palio en su subida de la rampa de la Catedral, donde las horquillas sonaron con mayor suavidad que en el resto del recorrido.

Desde Catedral, precisamente, partía otro Martes Santo la cofradía de Piedad, otra de las joyas de la jornada. La complicada salida de la cofradía la solventó con naturalidad la cuadrilla de Manuel Ruiz Gené, que estrenaba parihuela y una reforma realizada en el paso de misterio. Con el Toque de Oración a cargo de la banda de Maestro Dueñas, como es habitual, se alzaba el Crucificado (en esta ocasión sin cantoneras en sus extremos, lo que supuso uno de los detalles más curiosos del día). Luego vendrían las cartelas laterales del respiradero, los faldones delantero y trasero y el monte tallado a los pies del Cristo. "Vamos a echarle un poco de genio y, sobre todo, de corazón. Llevamos dos años esperando pasear al Señor de Santiago. Siempre suavito con Él", decía por el respiradero Ruiz Gené a su gente antes de dar la primera levantá y ponerse a andar el paso con la marcha Piedad. Un paso con un destacado exorno floral a base de rosas, espinos y cardos.

Detrás vendría el palio de Lágrimas, también ricamente exornado de rosas y comandado por los Hermanos Francisco y Tomás Martín, que inició su camino con Virgen del Valle y un suave andar camino de la estación de penitencia y con la gente ya pensando en la emocionante recogida que viene brindando la cofradía, la cuadrilla y la banda de música en los últimos años.

Y si en la calle ocurría todo eso, no menos espectacular resultó la salida de Sanidad desde el interior de Santa Cruz. Si a veces sería mejor que no se vieran ciertos momentos que ocurren en la calle, también sería redondo que el público pudiera presenciar desde la Catedral Vieja cómo se organiza la salida de Sanidad y cómo se planta en la calle esta corporación. Vaya placer ser nazareno en Sanidad. Vaya sentido de lo que debe ser una estación de penitencia y de cómo se deben hacer las cosas para procesionar por Cádiz. En Santa Cruz se juntaron ayer mil y un detalles que envolvieron un momento verdaderamente majestuoso.

Desde el altar mayor se fueron nombrando uno a uno a los hermanos que participaban en el cortejo -175 este año, "cuando en los mejores tiempos de la Madrugada no llegábamos ni a 110", explicaba el fiscal de la cofradía, Fernando Díaz- mientras que el cortejo comenzaba a salir a la plaza de Fray Félix con el acompañamiento de la capilla musical. A la vez que el cortejo iba avanzando, Gerardo Navarro -acompañado este año por un hermano suyo, que se estrenaba como ayudante al no poder hacerlo el pasado año por la lluvia- mandaba levantar el paso y lo llevaba hasta la puerta acompañado de los sones de Sanidad, interpretados desde el interior del templo por la banda de música Gailín, de Puerto Serrano. Emocionante.

Con la misma elegancia y discreción, la cuadrilla del palio hizo lo propio minutos después para salir a la calle, mientras sonaba la misma marcha y el paso avanzaba muy lentamente dirigido por Andrés Cano. El palio lucía con las bambalinas completamente bordadas y con cuatro nuevos candeleros a los pies de la Virgen de la Salud, que también iba con un destacado fajín de hebrea (rematado con un broche de los Caballeros Hospitalarios). Y para rematar todo eso, el padre Balbino Reguera marchaba como preste detrás del palio.


Con esta espectacular salida se ponía en la calle el Martes Santo al completo. Una jornada que sin duda va a más.





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