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jueves, 10 de abril de 2014

Sendero de Sueños: Ni muevo los pies, ni los brazos, ni las manos


La semana pasada, en mi artículo semanal, comentaba que no había tenido la Cuaresma a la que estaba acostumbrada, la que siempre soñaba. Hoy, como una mera espectadora, una contadora de historias, del mismo modo que se presentó el sábado el pregonero ante los cofrades de Córdoba, quiero contar el final de mi particular Cuaresma.

Como sabéis, comenzamos este Tiempo Litúrgico, que ya se nos escapa de las manos, con el desperfecto del palio de la corporación capuchina del Miércoles Santo, que no "destrozo", esto ha quedado sobradamente demostrado. Gran revuelo el que se formó. Los móviles echaban humo, y no siempre para bien, pues surgieron cientos de historias referentes a este suceso. Todo ha quedado en un susto, y si bien, ya nos habían avisado que se haría un esfuerzo sobrehumano para que el palio saliera,  este pasado viernes, el palio apareció ante la sorpresa de todos en la nave montado y los costaleros, pudieron ensayar, eso sí, sólo por la plaza, y bajo "advertencia", por no decir otra palabra más gorda y que pueda llevarme a sentarme delante de un juez, de no hacer fotos. Según escuché allí mismo, la Hermandad había dado la exclusiva a un periódico o a todos los de la ciudad. ¿Sería cierto?; ¿Estamos convirtiendo la prensa morada en prensa rosa?

Antes que llegara a mis oídos que el palio de la Hermandad ya estaba montado y listo para ensayar, había acudido al Solemne Vía Crucis de la Hermandad de Expiración. Sobrio y elegante acto para dar por finalizada mi Cuaresma.

Sé que es tradición que el pregonero de la Semana Santa sea quien rece, desde el púlpito las estaciones del rezo. Desconozco el motivo por el cual el Señor Pregonero, D. Rafael Cremades, declinó la invitación o el motivo de su ausencia. A lo mejor, y es mi opinión personal, su manera de rezar es con los pies, las manos y los brazos, pero no seré yo quien critique esto, pues señores, corre por mis venas sangre de bailaora. Sin embargo a los que se hablaron del numerito del baile como si de una genialidad se tratase, tengo que decirles que aquí nadie ha inventado la rueda. Allá por los años 90, el gran maestro cordobés, D. Antonio Mondéjar, ya subió a una banda al escenario del Patio de las Campanas y a sus alumnos, entre los que yo me encontraba, a bailar una marcha, concretamente Medea, esa que gusta tanto a los puristas, así como Salvador Távora mucho antes. Pero creo recordar, que Córdoba, en Semana Santa no reza así, siempre me han dicho que los de raza calé, esperaban por bulerías al Gitano que habita en el Templo del Valle y sale en la Madrugá sevillana, no al que que tiene la dulce mirada de la Esperanza y vive en San Andrés.

Creo, que con 30 años, que precisamente cumplo hoy, y toda una vida escuchando a entendidos cofrades y personas que tienen el respeto de este mundillo (no quiero hacer alarde de mi vida trabajadora dentro de las hermandades, me parece de mal gusto), puedo ser crítica con aspectos reseñables de esta ciudad.

Respecto a quienes el sábado salieron del Teatro sin caber en sus trajes, decirle que el libro de los gustos está en blanco para que cada uno escriba el suyo, pero disculpadme que piense que una Semana Santa como la de Córdoba, no se puede resumir en siete minutos, y puedo decir exactamente lo que duró la descripción que se escuchó desde el atril, porque en la emisión deferida del domingo lo cronometré, ya que me lo habían comentado la noche anterior y no podía creérmelo.

Permitidme por favor, que diga que mi Semana Santa ha evolucionado. Que evidentemente estoy muy agradecida a "esas viejas glorias" por hacer que la Semana Santa de los años 70 evolucionara. Gracias de verdad, pero hay que ser conscientes que esas personas ya tuvieron su lugar preferente y destacado en los pregones de esa época. Hay que saber compaginar los recuerdos con la actualidad.

Dejadme que siga viendo en mi Semana Santa a María y a Jesús como protagonistas, y como personajes secundarios a saeteros, capataces, costaleros y costaleras... Dejadme que vea a esa Córdoba diferente bajo mi cubrerrostro, que no antifaz (este vocablo es sevillano. Antifaz en Córdoba, lo llevamos en carnaval) como se os dijo desde el escenario, pero haciendo Estación de Penitencia.

Amigos, hermanos, mañana empieza, al menos para mí, la Semana Santa, mi Semana Santa, esa que dura más de 7 minutos. Esa en la que mi Ciudad se transforma y se hace penitente. Esa en la que mi Córdoba bendita sabe rezar interiormente, sin necesidad de mover los pies, los brazos ni las manos. Esa que sólo reza abriendo el corazón a Aquél que dio su vida por nosotros y a esa Madre, a esa Mujer valiente que dijo Sí a Dios y nos ofreció su tesoro más preciado.

Feliz Semana de Pasión a tod@s. Que tengáis buena Estación de Penitencia y los que no salgan, que disfrutéis también.

PD: Quisiera darle la enhorabuena a nuestro compañero Blas, porque la primavera le ha traido el mejor regalo que se le puede dar a una persona. ¡Felicidades!

Raquel Medina Rodríguez










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