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domingo, 12 de octubre de 2014

Candelabro de cola: La Magna Mariana a debate


Como por todos ustedes es bien sabido en el próximo año 2015 está prevista en Córdoba la celebración de una procesión de Vírgenes Coronadas de toda la Diócesis. No obstante, el magno acontecimiento ha recibido la negativa a comparecer por parte de los hermanos de María Santísima de Araceli (patrona de Lucena) y de la Junta de Gobierno de Nuestra Señora de las Angustias (segunda Dolorosa Coronada de la capital). Y, ¿por qué no acudir a dicha celebración? Varios son los argumentos que sirven para justificar dicha decisión. Entre los mismos se cuentan:


            Primer motivo: la indefinición en la fecha de celebración. Que se iba a celebrar una Magna Mariana era cuestión conocida desde el inicio del pasado verano. Pero desde entonces hasta ahora no se ha concretado fecha alguna para la procesión de Coronadas. Se oye decir que será a finales de junio de 2015, pero también se ha rumoreado que será septiembre el mes de la celebración y… en estas andamos.

            Segundo motivo: el desconocimiento sobre cómo se va a celebrar el evento. El Vía Crucis Magno fue un éxito rotundo e incuestionable. Salvo a nivel organizativo, claro. Y es obvio que hay quien ha tomado nota. Porque uno, de partida, puede suponer que el sentido común va a imperar en la organización de tales eventos y luego queda claro que eso puede ser mucho suponer. ¿Hay ejemplo más claro que lo ocurrido en el inicio del itinerario común del Vía Crucis Magno? Cualquiera podría pensar que la forma más sencilla de citar a las Cofradías en la Cruz del Rastro era asignándole a cada Hermandad una hora de entrada distinta. Es decir, exactamente lo mismo que se hace con la carrera oficial en Semana Santa. Pero no. Todas las Hermandades fueron citadas casi la misma hora en un mismo punto (el cruce de calles entre San Fernando, Cardenal González y Lineros) y claro, se formó un fabuloso tapón en un enclave en el que la presencia de público era multitudinaria. Con dicho precedente es lógico cuestionarse la participación en esta nueva Magna de la que no conocemos absolutamente nada a nivel organizativo. Y si la gestión del Vía Crucis Magno resultó compleja con 18 Hermandades… ¿cómo se podría plantear esto con las 24 invitadas de partida?

            Tercer motivo: la cantidad de salidas extraordinarias de Hermandades. Precisamente si algo caracteriza este curso cofrade es el inagotable número de procesiones a celebrar fuera de la Semana Santa. Salud, Paz, Santos Mártires, Dolores… Y Jesús Caído y Esperanza en septiembre y octubre de 2015. Un no parar. Quizá el propio Obispado debería plantearse echar pie en pared en este tema exigiendo que la efeméride de turno sea lo suficientemente “excepcional” para justificar la correspondiente salida extraordinaria de Imágenes Sagradas a la calle.

            Cuarto motivo: ¿Y la financiación de las Hermandades participantes? Poner una Hermandad en la calle cuesta dinero. Y el traslado de Titulares y enseres desde los pueblos a la capital también. Esto es de Perogrullo. ¿Van a recibir algún apoyo económico las Hermandades que participen en la Magna Mariana? ¿Van a instalarse sillas en la Catedral o en su entorno para contemplar el paso de las Cofradías y cuyo precio va a servir para cubrir los correspondientes costes? Sería lo lógico, sí. Pero tampoco nadie se ha pronunciado sobre este aspecto.

Conclusión: la Magna Mariana sigue, casi cuatro meses después de ser anunciada, marcada por la indefinición total y absoluta con la que surgió. Así pues no resulta en modo alguno descabellado que se hayan producido rechazos a participar en la misma. Es obvio que el Obispado debería apremiarse a resolver todas las incógnitas organizativas del evento si no quiere que haya más Hermandades que rehúsen a participar en la Magna.

Y, sin embargo, me van a permitir que, pese a todo lo expuesto, les diga que, en esta ocasión (y a pesar de haber reiterado ya varias veces lo poco partidarios que somos de las salidas extraordinarias), creo que todas las invitadas deberían hacer lo posible por estar presentes en la Magna Mariana. ¿Por qué?

1º.- Porque quien ha solicitado la presencia de las Vírgenes Coronadas de la Diócesis es el Obispado. Y hasta donde uno sabe, las Hermandades, como asociaciones de fieles católicos que son, forman parte de la Iglesia. Y el propio Papa Francisco, en el año 2013, durante la celebración de la Jornada Mundial de Cofradías y la Piedad Popular, indicó: La piedad popular es una senda que lleva a lo esencial si se vive en la Iglesia, en comunión profunda con sus pastores. Por tanto, no parece de recibo ir contra la voluntad de la más alta autoridad eclesiástica de la ciudad.

2º.- Porque la causa de celebración de la Magna Mariana no es otra que conmemorar los 775 años de la consagración de la Catedral de Córdoba. Si decimos no a participar en un acto conmemorativo de este relieve, ¿cómo justificaremos las salidas por 25, 50, 75 años o similares? ¿Cómo explicar, en el caso de la Cofradía de las Angustias, 6 salidas extraordinarias [i], 6, entre los años 2008 y 2014?

3º.- Porque en los tiempos que corren es capital que la Iglesia católica aparezca fuerte y unida. Y como ya hemos mencionado previamente, las Hermandades son, ante todo, parte de la Iglesia y no “versos sueltos” dentro de la misma.
Argumentos, entiendo, más que suficientes para dar testimonio público de nuestra fe comprometida a petición del Obispado de Córdoba.

Marcos Fernán Caballero





[i] Las seis salidas extraordinarias de las Angustias fueron las siguientes: 2008, traslado a la S.I. Catedral y vuelta desde la misma hasta San Pablo. 2009, traslado a San Agustín y vuelta desde el mismo templo hasta San Pablo para presidir la exposición Angustias; fe, historia y patrimonio. 2013, participación en el Vía Crucis Magno. 2014, traslado desde San Pablo a San Agustín como consecuencia del cambio de sede canónica.










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