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lunes, 3 de noviembre de 2014

La Firma Invitada: Abacistas y Algoristas por Manuel Valera Pérez


A caballo de los siglos XII y XIII el comerciante Leonardo Pisano en uno de sus viajes comerciales descubrió el álgebra árabe, inmediatamente se dio cuenta de las sustanciales ventajas de su uso que facilitaba enormemente las engorrosas manipulaciones de las tablas con cuentas, (bolitas ensartadas), con las que se llevaba la contabilidad comercial hasta entonces. Sin embargo el poderoso gremio de contables abacistas que ofrecían sus servicios a los mercaderes se las apañó para impedir la implantación de tan nefasta novedad para sus intereses lucrativos durante varios siglos más. Se puede decir sin mucho margen de error que todos los avances científicos en campos como la medicina, por poner un ejemplo, deben a esa innovación todo su desarrollo y por ende todo el bien del que nos beneficiamos todos.

Y es que la figura de Fibonacci, como más popularmente se conoce principalmente por su famosa sucesión numérica, es lo primero que se me vino en mientes al leer la entrevista a mí querido y apreciado Rafael Rueda.

Y no es que discrepe de todas sus opiniones, de hecho puedo suscribir sin ningún problema el ochenta por ciento de las mismas, pero el restante veinte por ciento las siento tan extremas a las mías y tan peligrosas para la creatividad y el “arte” en general que me es imposible no contestar, por supuesto desde el más escrupuloso respeto y cariño a quien me consta que lo sabe y en el marco subjetivo de la “opinión personal”.

No puedo compartir de ningún modo que todo esté inventado en cofradías, eso sinceramente, me suena a apocalípticas predicciones milenaristas sobre el fin de la historia y no se apoya en la más mínima lógica que es la única base común que nos permite entendernos, porque es ilógico e irreal que se pueda mantener que existe una evolución hasta el punto que alguien decida que ha dejado de existir. Y es que no se puede defender por un lado que “si…todo lo que se podía inventar se ha hecho allí y nosotros nos adaptamos porque el pueblo es sabio y lo que la gente ha ido decidiendo que es bueno o es malo se ha ido quedando como los estándares de calidad. Entonces nos tenemos que adaptar porque es lo que el pueblo está pidiendo.” Y por otro lado se critica a ese otro pueblo que intenta buscar algo distinto y evitar copiar, claro que parece ser que debiéramos entender que “el pueblo” que lleva razón es el que se adapta a nuestras ideas y prejuicios.

En este punto me siento obligado a recalcar que me considero un ferviente admirador de las formas actuales de la Semana Santa sevillana. Los que me conocen bien lo saben y puedo presumir de mi recíproca buena relación de amistad con grandes cofrades río abajo. Disfruto como el que más del arte, historia, devoción y ejemplo que las hermandades sevillanas producen en cualquier cofrade y persona, porque queda ya claro a estas alturas que las formas que ha tomado la religiosidad popular en Andalucía no deja indiferente a nadie, ni creo que el arte y creatividad de la que es capaz  nuestra ciudad hermana no siga fructificando, estoy absolutamente convencido que tarde o temprano surgirá otro genio que vuelva a dar otra vuelta de tuerca a esa divina espiral. Todos los que tenemos relación con hermandades hemos aprendido muchísimo allí, pero de eso a negar que exista nada más hay una gran diferencia. Se sorprendería el cofrade medio de la cantidad de tesoros y formas autóctonas y auténticas que atesoran muchísimas de nuestras localidades, obras de arte de primerísimo nivel que gracias al celo de anónimos devotos se ha podido conservar. 

Cualquier enamorado al arte sin demasiada formación se da cuenta al primer vistazo que las formas y sobre todo la ornamentación que manejan tanto Rodríguez Ojeda como Cayetano González, por citar dos nombres que aparecen en la entrevista, están sacados del arsenal que suministra la historia del arte. En el caso del genial orfebre muchos de esos elementos le venían sugeridos por su tío, el afamado arquitecto regionalista Aníbal González autor de la famosa plaza de España de Sevilla  por poner un solo ejemplo. Si estos venerables maestros bebían de los ríos amplios y caudalosos del arte de todos los tiempos ¿porque a nosotros se nos intenta ceñir a las copias de las copias de las copias…que las hermandades han ido generando precisamente por el miedo a crear?.

Está claro que es difícil, es obvio que muchos de esos intentos no aguantarán la criba del tiempo pero sinceramente el inmovilismo y lo fácil tampoco creo que sea lo acertado, y un aviso para navegantes, para ver una copia creo que cualquiera preferiría el original. Asimismo tampoco comparto la idea de que todo lo que se ha intentado hacer diferente ha supuesto un fiasco, tenemos ejemplos no muy lejanos por cierto, o ¿no es diferente el paso de la urna del Santo Sepulcro de nuestra ciudad?, en su diseño no hay rastro ni de juan Manuel ni de Cayetano González. Y no es el único caso, tampoco se puede negar que en Málaga se está intentando crear cosas diferentes, nos puede gustar más o menos pero están demostrando que no está todo hecho, el trono del Stmo. Cristo de la Redención de esta ciudad es otra muestra de lo dicho. Podría poner muchos más ejemplos que a mi parecer son un loable intento de hacer algo diferente, sin romper la goma eso si, estamos hablando de evolución y no de ruptura, las “llamás cortitas” ¿no?.

Aún me queda un argumento creo que definitivo. Desde nuestro “ombliguismo” cofrade pensamos que hablar del “arte de las cofradías”, hablar de enseres cofrades, es hablar de elementos propios de nuestro ámbito y para nuestro uso y disfrute. Así mantos, palios, varales, candelabros…etc, son enseres que necesitamos y que evolucionaron hasta el primer cuarto del siglo veinte y que a partir de ahí ya se prohíbe crear nada. Vamos a ver, en el ámbito que yo más conozco que es el de la orfebrería, del que nunca terminaré de aprender, hablamos mayoritariamente de enseres que son los propios que se han usado litúrgicamente en las ceremonias religiosas. Se conocen incensarios desde antes de la edad media y para su realización se han usado los lenguajes artísticos propios de las épocas de su creación, gótico, renacentista, manierista, barroco, rococó, neoclásico…etc, si en cualquier punto de esta evolución alguien hubiera tenido la peregrina idea secundada por el resto de que ya no se podía crear nada nuevo nos hubiéramos perdido todo el placer estético del que por fortuna podemos seguir disfrutando.  Es ni más ni menos que arte aplicado, o lo que es lo mismo, arte para un uso práctico, cuando tiene la enjundia necesaria es ARTE, no artesanía como se quiere muchas veces minusvalorar las creaciones para cofradías.  

Concluyendo, yo lo que pienso es que categorizar es muy peligroso, yo tanto disfruto en un ejercicio de estilo como pudiera ser plantear el reto de diseñar una diadema en lenguaje manierista todo lo purista del que sea capaz, como intentar algo más vanguardista con estéticas “art nouveau”. ¿Porque no?, que alguien me explique porque no se puede intentar. El resultado ya estaría por verse. 

En definitiva y por mucho que creamos saber solo el escrutinio inexorable del tiempo es el que dirá lo que queda y lo que pasa.

Manuel Valera Pérez
















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