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martes, 26 de mayo de 2015

Carta de despedida de David Pulido, capataz de los Dolores, a sus costaleros


Queridos amigos, costaleros y hermanos en Cristo:

El sábado 23 tras charla telefónica llegamos al acuerdo de no continuar y presentar carta de dimisión, cosa que hice ayer lunes 25 entregándola en mano a miembro de Junta de Gobierno y enviándola por correo electrónico a la secretaría de la hermandad.

La decisión de dimitir de este cargo viene dada por multitud de factores, algunos de ellos muy personales, y otros tales como darme cuenta de no estar consiguiendo determinados objetivos que me había marcado. También mi responsabilidad, mi imagen, mi conciencia y, sobre todo, lo que represento como capataz de la Señora, no pueden permitirme determinadas actuaciones que se han producido en las últimas fechas.

Todo en la vida son etapas, y ésta como capataz de Ntra Sra de los Dolores, ha concluido para mí. Me llevo muchos gratos recuerdos y el honor y orgullo de haber estado al frente de una cuadrilla con arte y categoría como la que ustedes tenéis.

Ha sido un privilegio  ser el capataz de la Virgen de los Dolores, como ahora será un privilegio volver a ser costalero de Ella y de su Hijo de la Clemencia.

No deseo dar la imagen de que abandono o "dejo tirado" a nadie, y mucho menos a mi Madre. Reitero mi ofrecimiento para el día 27, y al no poder ser, estaré debajo trabajando en el noble oficio del costalero. 

Además de agradeceros a todos lo mucho que me habéis dado como persona y capataz, también agradezco a todos los que alguna vez han pertenecido a esta cuadrilla su entrega, quedando especialmente grabado en mi corazón y mi recuerdo quien por desgracia ha abandonado esta vida para gozar de la vida junto a nuestros Padres. 

Por último pedir disculpas por los gestos, decisiones o actitudes que durante estos 9 años he podido tener hacia cualquiera de los presentes o de los que ya no están. Perdón.

GRACIAS por este sueño, gracias por vuestra entrega y sacrificio, y gracias por comenzar un nuevo sueño junto a ustedes debajo de Ella.

¡Gracias por todo lo que me has dado, Madre!. ¡Gracias por lo que dispongas aún de mí!.

Un fuerte abrazo para todos, ya os lo daré en persona.










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