Blas J. Muñoz. La reciente información que apunta al inicio de los trámites, una vez obtenido el visto bueno de su cabildo de hermanos, para la futura Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza convertiría a la Paloma de Capuchinos en la novena imagen mariana de la capital cordobesa en ser coronada (de forma canónica o pontificia) y, dentro de las mismas, la cuarta Dolorosa.
Un proceso que, en Córdoba, tuvo su primer antecedente con Nuestra Señora de los Dolores en la fastuosa Coronación que tuviera lugar en 1965 y que, el pasado año, se conmemorara de forma brillante, gracias a un estudiado programa de actos en el que se concedió a la Titular de la corporación de San Jacinto, el Año Jubilar. Tendrían que pasar veintidós años (1987) para asistir a una nuevo evento de este calibre con la Virgen de las Angustias como centro de la misma. Para seis años más tarde (1993) contemplar a Nuestra Señora del Rosario, Coronada.
En 1994, la Patrona de la ciudad y de sus hermandades, Nuestra Señora de la Fuensanta, era coronada, bajo el mandato de Juan Villalba en la Agrupación de Cofradías. Mientras que habría que esperar casi una década completa (2003) para asistir a otra Coronación, la de la Virgen del Socorro. Aun con todo, el periodo comprendido entre 2009 y 2012 iba a resultar muy prodctivo ene ste ámbito con las coronaciones de María Auxiliadora, la Virgen de linares y Nuestra Señora del Carmen (San Cayetano).
Tres advocaciones titulares de corporaciones penitenciales y cinco pertenecientes a hermandades letíficas o de dicho carácter, arrojan un nada desdeñable bagaje devocional que, con la Virgen de la Paz podría ampliarse a una de las imágenes que más devoción ha experimentado, desde que fuera gubiada por Juan Martínez Cerrillo en la primera mitad del pasado siglo.
