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domingo, 27 de noviembre de 2016

La refundación de la Hermandad del Huerto


Esther Mª Ojeda. Corría el año 1975 cuando la antecesora de la famosa – y extrañada –publicación de Alto Guadalquivir, Patio Cordobés, se hacía eco de una noticia que modificaba el panorama cofrade con la adhesión a la Agrupación de Hermandades y Cofradías de una nueva corporación: la de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto, María Santísima de la Candelaria y Nuestro Señor Amarrado a la Columna.

La refundación de la antigua hermandad tenía lugar en la Parroquia de San Francisco y San Eulogio, constituyéndose en torno a las también antiguas tallas  de Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto y del Señor Amarrado a la Columna, ambas del siglo XVII – de arraigada devoción entre el pueblo cordobés – y a la de María Santísima de la Candelaria, realizada en 1974 para reemplazar a la antigua dolorosa de la cofradía, conocida como la Virgen de los Dolores Gloriosos.

Dicha reorganización se había llevado a cabo tras la aprobación de los pertinentes estatutos contando también con el visto bueno del entonces obispo de Córdoba, José María Cirarda, quien además había aprobado el nombramiento de la Junta de Gobierno que habría de sustituir a la Comisión Gestora de la que partió la iniciativa de la refundación.

El artículo que ilustraba la presente fotografía en aquel número de Patio Cordobés del 75 tampoco dejaba pasar la oportunidad de remontarse a los orígenes de la cofradía, recordando con ello el fervor a Nuestro Padre Jesús del Huerto, al que desde 1720 se había considerado patrón de los labradores y curtidores, quienes asimismo fueron los responsables de la primera fundación de la hermandad, la cual se produjo en la Parroquia de San Nicolás y San Eulogio de la Ajerquía, posteriormente derribada por el estado ruinoso en el que se encontraba ya que incluso existía peligro de derrumbamiento, algo a lo que sin duda había contribuido la delicada ubicación del templo en la ribera del Guadalquivir.

Aunque la hermandad había sido erigida en torno a las tres tallas – de las que formaba parte la primitiva dolorosa – en varias ocasiones a lo largo del tiempo, la vida de la corporación había sido objeto de los clásicos altibajos, motivo por el que, como destacaba el artículo hacía ya muchos años que la población cordobesa había perdido la oportunidad de ver a los titulares recorrer nuestras calles.

Con tales antecedentes, un grupo de jóvenes cofrades habían tomado al fin la determinación de refundar la hermandad y recuperar una parte importantísima de la historia de la Semana Santa de Córdoba. No sin esfuerzos, la recién constituida cofradía se marcaba como propósito inmediato realizar su primera estación de penitencia en el Domingo de Ramos de ese mismo año de 1975, suscitando una gran expectación y el interés lógico de quienes se saben recobrando su pasado.

Como reflejo de esos años pretéritos cabe, cómo  no, detenerse en el análisis de la antigua instantánea que encabeza el presente artículo, en el que se aprecian los candelabros del primitivo paso del Señor de la Oración en el Huerto, en la compañía imprescindible del ángel confortador. En aquel momento, el magnífico titular comenzaba a procesionar al lado del ángel con el que ya había compartido su paso antes de la desaparición de la corporación. Aquella imagen, realizada en escayola, había sido traída desde Montilla y su autoría correspondía a Camacho, quien a su vez se había inspirado en una talla que Salzillo realizase en el siglo XVIII para la murciana Hermandad del Huerto. Así, el desaparecido ángel de Camacho se mantendría ligado a la cofradía y fiel al Señor hasta que en 1982 se encargase al insigne Miguel Arjona la hechura de un nuevo y segundo ángel.





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