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sábado, 2 de febrero de 2013

Candelaria

Al anochecer me senté en un escalón de la cuesta vacía, intentando recuperar de entre mis recuerdos aquél sentimiento escondido..., pero todo era diferente. No olían a azahar y cera las esquinas de mis sentidos, ni retumbaban mis entrañas con el eco de tambores que se perdían por las callejuelas, ni la noche lucía engalanada de la magia indescriptible que destila el inicio de la Semana más hermosa. Y sin embargo, yo me afanaba por recordarte en aquél lugar, entre el bosque de varales que acarician tu cercanía. 

Cerré los ojos... y pude contemplarte emergiendo Magnífica y Refulgente... como un ascua encendida que camina tras de los pasos del que nos enseña a rezar todos los días, el que llama Padre al Creador del Cielo y la tierra... el que acepta su infinito sacrificio para salvarnos del abismo de la carencia más absoluta. Se anunció una marcha... y tu Divina Majestad derramó su Gracia incalculable por aquella humildísima secuencia escalonada convertida por un instante efímero y maravilloso en cascada de Gloria de tu Grandeza perfecta; y se prendieron nuestros espíritus con la llama de tu inmensidad, con la candela de tu fe, con el ardor de tu mensaje, con tu fuego purificador de conciencias y renovador de creencias... Y la luz inmaculada de tus pupilas iluminó para siempre nuestros corazones... 



Cada Domingo de Ramos
luce radiante María,
como una Reina elegante
tras de la candelería...

Un aroma de azahar

inunda la madrugada,
y la Cuesta de Luján,
sueña verte Candelaria
entre la vela "rizá".


Entre sueños y saetas
María extiende su velo
y la calle de la Feria
me parece el mismo Cielo...


De nada sirve el ayer
mis sueños son los recuerdos
que nunca van a volver;
tu fuego eterno en el tiempo
siempre alimenta mi fe.


Getsemaní se ha preñado
del eco de tu dulzura,
el pueblo te ha consolado,
seca tu llanto la luna...

Nadie discute tu andar
ni la magia que destila
tu Divina Majestad;
con tu candela iluminas
a toda la humanidad.

Son precisos los andares
de tu raza costalera;
y en tu altar, entre varales,
arde tu bendita hoguera.

Siempre estará mi Oración
rebuscando en la memoria
de la luz y del calor,
de la hoguera de tu gloria
que prende en mi corazón.


Guillermo Rodríguez



María Santísima de la Candelaria es una imagen de candelero, obra del artista cordobés Antonio Rubio, tallada en 1974, de brazos abiertos y muy expresiva, marcada principalmente por su boca entreabierta lo que le confiere mucho carácter y la hace muy personal. En 1978 realiza su primera estación de penitencia portada por hermanos costaleros, lo que la hace poseer una de las cuadrillas mas antiguas de hermanos costaleros de nuestra hermandad. 


Recordatorio Azotado y dolorido


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