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miércoles, 24 de julio de 2013

Jesús Caído. Referencia Iconográfica

La imagen de Jesús Caído data del s. XVII, cuando fue donada al Convento de San Cayetano por el maestrescuela de la Catedral, D. Francisco Antonio Bañuelos y Murillo, aproximadamente en 1660. En un primer instante se le conoce como Jesús Nazareno, aunque, al poco, paso a denominarse con su advocación actual. 

Representa una de las tres caídas de Jesús en su tránsito por la Vía Dolorosa, tal como relatan las estaciones del Vía Crucis. Jesús se muestra con una mano apoyada en una piedra, mientras con la otra sujeta la cruz. Vuelve la cabeza hacia la derecha y postra en tierra sus dos rodillas.

La cara de Jesús se nos muestra con ojos semicerrados, boca entreabierta y muestras del dolor físico padecido en zonas moradas y enrojecidas; además las gotas de sangre se reparten por toda la faz y el conjunto que nos muestra nos induce a la serenidad y la paz.

Con barba finamente tallada y larga melena postiza, la imagen es inconfundible y sello inherente a la Semana Santa de Córdoba.

Los expertos atribuyen la talla al círculo granadino de Pedro de Mena; son muchos quienes piensan que existe una similitud evidente con la imagen cordobesa de Nuestro Padre de la Oración en el Huerto, por lo que cabría datarlas y situarlas en entornos próximos.

Nacido en Granada en 1628, Pedro de Mena y Medrano, escultor del barroco andaluz, se forma en el taller de su padre el también escultor Alonso de Mena, de quien aprende el lenguaje realista y expresivo de la plástica sevillana.


Colabora con Alonso Cano, a su regreso a Granada, aunque su estilo sereno y elegante no tuvo demasiada influencia en la obra de Mena. En 1658  gracias al prestigio alcanzado en su ciudad natal y la recomendación de Cano, le encargan la sillería de coro de la catedral de Málaga, compuesta por 40 tableros en los que talló gran variedad de tipos y composiciones. En 1662 se traslada a Madrid, donde realiza dos de sus obras más conocidas, la María Magdalena de los jesuitas en Madrid (Museo del Prado) y el San Francisco de la catedral de Toledo

Entre sus otras obras podemos destacar: San Pedro de Alcántara (1663, Museo Nacional de Escultura), La Magdalena Penitente (1664) o San Francisco. Falleció en Málaga en 1688.

La imagen del Señor ha sido restaurada en dos ocasiones conocidas: una en 1898 por Rafael Jiménez y otra en 1979 por el tallista cordobés Miguel Arjona.

Los enseres propios de la imagen son dos coronas, así como potencias y túnicas.

La corona en plata dorada es una pieza antigua que data de 1898, su autor fue Ángel Barbudo y se utiliza en la procesión del Jueves Santo u otros actos de culto. De igual forma las potencias de plata, con una piedra incrustada, se emplean en las ocasiones más solemnes, fueron donadas en 1940 por el entonces hermano mayor de la Cofradía D. Francisco Hidalgo. La corona de madera se realiza en los años cuarenta al mismo tiempo que el nuevo paso del Caído, de esa forma se pensó que iría más acorde con la madera de las andas en lugar de la de plata comentada anteriormente. Sin embargo, el paso de los años la convirtió en corona de diario para su uso en el camarín.

La túnica antigua de Jesús Caído se confeccionó en el año 1884 en Barcelona. Fue encargada por el hermano mayor de entonces, el afamado torero Rafael Molina "Lagartijo", en agradecimiento por salir ileso de una cogida en ese año. Esta es una de las piezas más valiosas y antiguas de la Cofradía, que hubo de ser restaurada en los años cuarenta y en 1985 en el Convento del Císter. Actualmente queda en la exposición de la Hermandad para evitar el deterioro inherente al paso de los años.

En 1922 las monjas del Convento de Santa Isabel de los Ángeles realizan una nueva túnica procesional para Jesús Caído. Se necesitó una generosa aportación económica por parte del hermano mayor de la época, el marqués de la Mota y el Trejo, ya que el coste de ésta llegó a las 5000 pesetas. La túnica fue restaurada en 1957 y 1961 y rehecha en 1993 por el bordador cordobés Antonio Muñoz. En el año 2012 estrenó nueva túnica diseñada por el Padre Juan Dobado y llevada a cabo en el taller de bordado de D. Francisco Pérez Artés.

Por otra parte, dentro del ajuar de Jesús Caído, encontramos varias pelucas donadas por devotas de la imagen, así como otra túnica morada lisa utilizada en el camarín, además de algunas camisas y cordones de hilo de oro. En 2006 Rafael Carmona confecciona una túnica morada lisa para el vía crucis.





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