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jueves, 26 de diciembre de 2013

El Papa clama por la paz en Siria y otros países víctimas de guerras internas

Felicitó la Navidad al mundo e impartió la bendición «Urbi et Orbi».

Con un familiar “queridos hermanos y hermanas del mundo entero, ¡feliz Navidad!”, el Papa Francisco inició su primer mensaje navideño en el que pidió con fuerza la paz en Siria, República Centroafricana, Sudán del Sur, Nigeria y otros países victimas de guerras internas sin sentido. Pocas horas antes, la explosión de una bomba frente a la iglesia de la Virgen María en Bagdad había causado al menos catorce muertos, y el Santo Padre imploró «Tú, Señor de la vida, protege a cuantos sufren persecución a causa de tu nombre».

Desde el balcón central de la basílica de San Pedro y ante una multitud que desbordaba ampliamente la plaza, el Papa tuvo un recuerdo especial para las víctimas del tifón en Filipinas y de las recientes catástrofes naturales. Después de felicitar la Navidad al mundo, impartió la bendición «Urbi et Orbi» a todo el planeta. Aunque era un mensaje formal, el Papa añadió comentarios al margen del texto en varias ocasiones como, por ejemplo «invito también a los no creyentes a desear la paz», o un tierno «dejemos que nuestro corazón se conmueva».


Comentando las palabras del anuncio de los ángeles «paz en la tierra a los hombres que Dios ama» y la llegada del «Niño de Belén» invitó a pensar «en los niños que son las víctimas más vulnerables de las guerras», pero también «en los ancianos, en las mujeres maltratadas, en los enfermos… ¡Las guerras destrozan tantas vidas y causan tanto sufrimiento!».

El Papa afirmó que la guerra en Siria «ha destrozado demasiadas vidas, y generado odios y venganzas». Por eso pidió que «sigamos rezando al Señor para que el amado pueblo sirio se vea libre de más sufrimientos y las partes en conflicto pongan fin a la violencia y garanticen el acceso a la ayuda humanitaria».

Refiriéndose al proyecto de bombardeo americano a principios de septiembre, el Papa recordó que «hemos podido comprobar la fuerza de la oración. Y me alegra que hoy se unan a nuestra oración por la paz en Siria creyentes de diversas confesiones religiosas».

Pidió también a Dios que conceda la paz «a la República Centroafricana, a menudo olvidada por los hombres», cuyos habitantes sufren «una espiral de violencia y de miseria». Rezó igualmente por Nigeria, «lacerada por continuas violencias que no respetan ni a los inocentes ni a los indefensos». De modo especial rogó a Jesús, Príncipe de la Paz, «por la tierra que elegiste para venir al mundo, y haz que lleguen a feliz término las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos». Le pidió también sanar «las heridas de la querida tierra de Irak, azotada todavía por frecuentes atentados».

El Papa suplicó «que no asistamos de nuevo a tragedias como las que hemos visto este año, con numerosos muertos en Lampedusa» y pidió al Niño de Belén que toque «el corazón de cuantos están involucrados en la trata de seres humanos, para que se den cuenta de la gravedad de ese delito contra la humanidad». También condenó el tráfico de seres humanos, la crueldad de «obligar a niños a convertirse en soldados» y la explotación indiscriminada de los recursos naturales.

La paz es resultado de un esfuerzo activo, por eso invito «a construirla cada día en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestras ciudades y naciones, en el mundo entero».







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