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sábado, 18 de enero de 2014

Fray Albino Obispo de los necesitados

Tal día como hoy nació Albino González y Menéndez-Reigada, más conocido como Fray Albino, Obispo de Córdoba. 

Tanto en la capital como en la provincia su labor social fue grande: gracias a su impulso, se construyeron dos barrios de viviendas portatiles, se restauraron numerosas iglesias, se creó un patronato que gestionaba un gran número de escuelas y fundó el seminario Menor de Hornachuelos.

Biografía

Albino González nació el 18 de enero de 1881 en Cangas de Narcea (Asturias). En 1896 ingresa en el Convento de los Dominicos de su ciudad natal realizando su profesión religiosa en 1897. Terminados los estudios de Humanidades Clásicas y Filosofía y Letras en este mismo convento, es trasladado a la Facultad de San Esteban de Salamanca donde complementa estudios de derecho Civil y Filosofía y Letras, llegando a completar los doctorados en Teología y Derecho Civil en Salamanca y Madrid. Ordenado sacerdote en 1906 con veinticinco años en Valladolid. Becado por la Universidad de Salamanca estudia en la Universidad de Roma en 1911 y Filología de las Lenguas Neolatinas en la Universidad de Berlín en 1912. Completa sus estudios en la Universidad de Friburgo y otras de Suiza.

En septiembre de 1912 regresa a España, dirige la revista Ciencia Tomista y es nombrado superior de la residencia de Santo Domingo el Real, de Madrid. Comienza a ser reconocido rápidamente y, así, es nombrado lector y maestro en Sagrada Teología y predicador general de la Orden, predicador de S.M. el Rey Alfonso XIII y predicador de honor de la Universidad de Salamanca. Al mismo tiempo es Profesor de Ética, de Filosofía y Derecho en la Academia Universitaria Católica.

Nombrado obispo de Tenerife el 18 de diciembre de 1924, fue consagrado en Madrid 19 de julio de 1925, llegando a tomar posesión de la diócesis Tinerfeña el 12 de agosto de 1925, hasta el 18 de febrero de 1946. En esa fecha es designado para ocupar la diócesis de Córdoba, siendo el 9 de junio de 1946 cuando entra como obispo en la ciudad, donde permaneció hasta su muerte.

Murió en Córdoba el 13 de agosto de 1958. Su entierro fue multitudinario, debido a la gran labor social que llevó a cabo en la ciudad. Puede visitarse su tumba en la Mezquita-Catedral de Córdoba, en la cripta situada en la entrada de la Capilla de las Ánimas de la Mezquita-Catedral. Su lauda sepulcral fue esculpida por el artista Amadeo Ruiz Olmos.



Reconocimientos

El Ayuntamiento de Córdoba lo nombró en 1950 Hijo Adoptivo de la Ciudad. El pueblo de Córdoba le dedicó dos monumentos uno el la Plaza de Santa Teresa del Campo de la Verdad y otro en la Plaza Central del barrio de Cañero.

En 2003 le fue dedicada la avenida que hay entre la Torre de la Calahorra y el Puente de San Rafael. Aún viven en Córdoba algunos familiares suyos, en concreto sobrinos.

En el año 2008 al cumplirse los 50 años de su muerte, la figura de Fray Albino se recuerda en la población cordobesa como una gran personalidad que supo hacer por Córdoba el mejor bien que se podía esperar de un apóstol de Jesús de Nazaret.

Por las gentes de Córdoba corre este dicho: Después de Osio, fray Albino ha sido el mejor Obispo de Córdoba". Aquí se cumple el otro dicho: Voz de pueblo, voz de Dios.


Escritos

Fray Albino dejó publicadas más de 35 obras de las materias más variadas destacando las doctrinales, biográficas, literarias, etcétera. Además, fue asíduo colaborador de diversas publicaciones nacionales y extranjeras como "Córdoba", "Ya", "El Español", "Juventud", "Alcalá", "El Ciervo", "Incunable", "Pax", y otras.

Pero la obra que más relevancia tuvo fue el Catecismo Patriótico Español (1939) recientemente reeditado, que fue de obligado aprendizaje en las escuelas durante la primera posguerra hasta que tras el cambio de la doctrina pontificia, que condenó por boca del propio Pio XII el totalitarismo, fue retirado.

Labor Social

En su etapa tinerfeña duplicó el número de parroquias, reconstruyó el Seminario, levantó 27 casas rectorales, destacando la creación de las denominadas Escuelas Profesionales.

En su estancia en el Obispado de Córdoba durante los doce años en que fue titular, destacó fray Albino por la labor social realizada en toda la provincia. A su llegada a esta capital andaluza, queda impresionado por la multitud de miserables chozas que, junto a las murallas del Guadalquivir, daban refugio a otras tantas familias. Para paliar esta inhumana situación agravada por las inundaciones del Guadalquivir en 1947 funda la Asociación Benéfica La Sagrada Familia que en años sucesivos llegó a construir 4.800 viviendas tanto en la zona sur de la capital cordobesa (Sector Sur) como en el barrio de Cañero. Siendo su mano derecha en la ejecución de tan magna obra el sacerdote Juan Font de Riego.

La labor social de fray Albino se plasmó también en la fundación del patronato de San Alberto Magno con 203 escuelas, el de Nuestra Señora de la Fuensanta, el San Eulogio, el Patronato Social Obrero con diversas escuelas.


Labor Pastoral

Bajo su pontificado intentó sanar las muchas heridas abiertas por la desigualdad social, en el campo de la injusticia social, el hambre, la misería, la falta de viviendas y educación generadas por la Guerra Civil. Creó 91 parroquias, construyendo nuevos templos o reparado 16 iglesias en la Capital y 55 en el resto de la provincia. Fundó el Seminario Menor de Nuestra Señora de los Ángeles en Hornachuelos y acondicionó el Seminario Mayor de San Pelagio.

Es de destacar en su labor pastoral y espiritual la "Gran Misión de Córdoba" que era culmen del Año Mariano, anunciándola mediante una pastoral titulada "Dios os llama" que se realizó del 4 al 14 de noviembre de 1954. Como final de la Misión donde acudieron al Paseo de la Victoria una multitud que se calcula en las dos terceras parte de los cordobeses se consagró la diócesis de Córdoba al Inmaculado Corazón de María.

Durante su pontificado fue la época de mayor número de ordenaciones sacerdotales del siglo XX.

Valoraciones Relevantes

El historiador José Manuel Cuenca Toribio afirma que "el breve pontificado de aquel dominico asturiano estuvo cuajado de realizaciones, en su mayor parte positivas, que han soportado bien el paso del tiempo, juez inapelable de toda actuación humana". Todo este trabajo social fue siendo recompensado sucesivamente a lo largo de su vida con importantes reconocimientos religiosos y civiles: asistente al Solio Pontificio, capellán y caballero secretario de las Reales Maestranzas de Sevilla y Ronda, Gran Cruz de Oro de los Cruzados de Tierra Santa, Gran Cruz de Beneficiencia, Gran Cruz Meritísima de San Raimundo de Peñafort y de Alfonso X el Sabio. Sobre este aspecto, el también dominico Carlos Romero ha afirmado que algunas de estas condecoraciones "no las llegó a sacar porque le remuerde la conciencia de humilde y pobre fraile, hijo de Santo Domingo, gastar en estos trámites un dinero que puede invertir en sus obras o en socorrer a los necesitados".






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