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viernes, 23 de mayo de 2014

Garduño: "Es mejor irse en plenas facultades, y por todo lo alto, que terminar haciendo el ridículo"



El próximo día 31, la Hermandad de la Macarena no sólo celebrará los cincuenta años de la Coronación de la dolorosa. También cerrará una etapa, de casi 57 años. Los que se ha llevado Pepe Garduño, su vestidor, engalanando a la Virgen con su particular y ya clásico sello. Se retira con las ideas claras, y realizando balance.

Pregunta (P): ¿Cómo está viviendo esta conmemoración?

Respuesta (R): Con mucho trabajo. El sábado, en cuanto la Virgen llegue a la Catedral hay que cambiarle la ropa completa, y así dos veces más. Es un gran esfuerzo, pero da orgullo ser quien la ha vestido en todos los acontecimientos principales del siglo XX.

P: ¿Con qué piezas del ajuar se queda?

R: Sin duda con el manto de tisú, tal y como va ahora. El que menos me gusta es el camaronero. Fue revolucionario en sus tiempos, por la malla, pero hoy en día creo que hay otros mejores. En cuanto a las sayas, me quedaría con la de «Los volantes», de Gómez Millán. La de Elena Caro y la nueva de Paquili también son bonitas.

P: Tras casi 57 años llega la hora de decir adiós ¿Cómo se toma esta decisión?


R: Con sentido común. La Hermandad no quiere que me vaya, pero por mucho que me guste, la edad ya se va notando. Es mejor retirarse en plenas facultades que aguantar un par de años y terminar haciendo el ridículo. ¿Qué mejor ocasión que ésta?

P: A pesar de los años ¿se queda algo en el tintero?

R: Yo no paro de probar formas de vestirla, salen sobre la marcha. Así creé la «rosa» de encaje. A veces le remato la toca en forma de corazón, otras de triángulo. Siempre me ha gustado mucho innovar.

P: Seguro que hay un sinfín de curiosidades…

R: La Macarena ha marcado mi vida. Hizo un milagro sobre mi hija, que tuvo hidrocefalia y no había manera de curarla con tratamientos. Y de repente le desapareció, al ponerle la venda de la virgen. Según las pruebas médicas lo teníamos muy complicado, pero... Otro momento que no se me olvida fue la vez que la llevamos el capiller y yo a las Misiones de 1965, dentro de una furgoneta completamente a oscuras. Imáginate ir abrazado a la Macarena. Eso fue impresionante.

P: ¿Es cierto que usted también la coronó en 1964?

R: (Risas) Bueno Monreal no le colocó la corona del todo bien. Tuve que subirme al palio para hacer como que le ajustaba el tornillo de arriba. La Catedral estaba abarrotada y con todas las personalidades cerca. A cada escalón que subía más me temblaban las piernas.

P: ¿Ayuda despedirse siendo el «Macareno del Año 2013»?

R: El reconocimiento gusta, porque el vestidor es el gran olvidado, «el tonto de capirote». Rara vez se nos nombra. Recuerdo incluso que el día de la Coronación se llegó a publicar que fue Juanita Reina quien vistió a la Virgen. En mi caso no me puedo quejar, pues además de ese premio, hace unos años se me nombró Vestidor de Honor, de la Macarena y de Los Negritos, y también tengo el Demófilo a la larga trayectoria, la Bambalina de plata...

P: ¿Quién podría ser su sucesor?

R: Ahí no entro. Me gustaría que fuera mi alumno, José Manuel Lozano, porque sería muy buen continuador de mi estilo. Además, así podría seguir dando consejos, cosa que, por educación, no me atrevería a hacer con una persona extraña. Aunque, como me dijo el Hermano Mayor, yo siempre seré el Vestidor de Honor, esté quien esté.

P: Entonces no es una retirada absoluta...

R: En la Estrella sí seguiré. Es mi Hermandad, y aquello es más familiar, más tranquilo. Este sábado, cuando vestí a la Macarena para subirla al paso, estaba la Basílica llena, y luego, cuando sólo pueden quedarse las mujeres, yo conté 56. Yo entiendo que hay muchos compromisos, pero eso pone nervioso a cualquiera. Además de que llegué a casa a las 5 a.M., entre que terminó el besamanos.

P: Volviendo al futuro ¿Qué destacaría de los vestidores actuales?

R: Me ha parecido interesante como ha vestido este año Grande de León a la Soledad de San Buenaventura. Antonio Bejarano también es bueno, sobre todo su trabajo con las Tristezas, y Francisco Javier Hernández, que siguiendo el estilo de Morillo lo está haciendo muy bien en la Esperanza de Triana.

P: Esta Semana Santa se han visto muchos “picos” pronunciados en las dolorosas, ¿es esto una manera de postularse como candidatos?

R: No es nuevo. Por ejemplo La Caridad del Baratillo siempre ha copiado a la Macarena, desde que la vestía Pérez Calvo. También lleva «piquitos» la de Gracia y Esperanza de San Roque, y muchas más. Ojo, que yo me alegro mucho.

P: ¿Qué hay que tener para vestir a La Macarena?

R: Arrojo. No basta sólo con ser elegante. La Macarena exige poderío, empaque al vestirla, no quedarse a medias. Hay que conseguir que vaya exuberante pero fina a la vez.

P: La Virgen "de Inmaculada" en diciembre, El Señor con túnica blanca para el Viacrucis… La nueva priostía parece ser más "atrevida" de lo habitual, ¿Cómo es su relación con ella?

R: Buena porque no me coartan, me dicen la idea y las prendas que quieren usar y yo tengo con carta blanca. De hecho me han pedido que vuelva a mis orígenes, al encaje abundante, a los «pechos amplios», a los volantes. Ha habido una época quizás más comedida, vistiendo a la virgen «más estrechita». Eso ha cambiado. Yo estoy poniéndola como en los años 60, 70, y están locos de contentos.

P: Parece entonces que su sucesor no presentará a la Macarena al estilo romántico, con tocas “de tablas” y líneas rectas.

R: Eso es moda últimamente, aunque a mí no me gusta. Lo difícil es que el encaje quede suelto. Las tablitas son cuestión de paciencia. Un prioste me pidió vestir a la Macarena con una toca que parecía «Cleopatra», y yo me negué, aunque a veces hay que transigir. No sé lo que hará quien venga detrás de mí, pero la Junta quiere potenciar el estilo de mis primeros años, el estilo de la Macarena de siempre.






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