menu

LO ÚLTIMO

 

lunes, 30 de marzo de 2015

La Crónica: Un Domingo de plenitud


Marcos Fernán Caballero. Pasadas las 10 de la mañana comenzó la Semana Santa de Córdoba. La Entrada Triunfal dejaba San Lorenzo y el Rey de Reyes salido de la gubia de Martínez Cerrillo tomó el Realejo entre la alegría desbordada del público infantil que abarrotaba las primeras calles por las que transcurría la Cofradía. Tras Jesús de los Reyes, las lágrimas de Virgen de la Palma, una de las Dolorosas contemporánea más bellas de la ciudad, anunciaban la Pasión que en apenas unas horas se iniciaría en el barrio del Cerro, donde el cronista se hizo presente para ver a Jesús Despreciado por Herodes. Camina bien el paso de misterio de la Hermandad que impulsara Fray Albino. Y, cuando todavía no se ha perdido de vista el misterio, el Titular de la antigua Cofradía del Crucifijo se enmarca en la puerta de la Parroquia de Jesús Divino Obrero. El Cristo del Amor nos abre sus brazos desde el Calvario en que ha entregado su vida por todos nosotros. Lo acompañan su Madre y San Juan, así como cientos y cientos de personas tras su paso. ¡Qué lástima que no lo hagan cubiertos con el elegante hábito de la Hermandad que recoge los colores dominicos del Obispo promotor de la Cofradía! Buscamos consuelo en los profundos ojos de una Virgen bellísima, que camina elegante portada por su cuadrilla de mujeres costaleras. Preciosos y emocionantes los primeros pasos de la Cofradía en su barrio… caminando alegre y sin complejos: ¡como la Hermandad de barrio que es! Magnífica la evolución de la Cofradía del Cerro en los últimos 30 años. Que la tendencia se prorrogue muchos más.


En Santiago los nazarenos de las Penas, luciendo una de las túnicas más elegantes de nuestra Semana Santa, dan más luz, si cabe, a este magnífico Domingo de Ramos. La majestuosidad del calvario compuesto por el Señor de las Penas, la Virgen de los Desamparados y San Juan Evangelista se hace dueña de también de la plaza de San Pedro. Una alegría añadida nos la concede la recuperación de la Agrupación Musical Santa Marta, de León, que dio muestras de su buen hacer tras varios años de ausencia. La dama de las camelias, la Virgen de ojos verdes, nos sobrecoge e impresiona cada año de forma aparentemente igual, pero siempre diferencia. Nos emplazamos a cerrar la jornada junto a tu palio para dar consuelo a tus penas, Madre de la Concepción, pero eso será en unas horas, porque al Domingo de Ramos aún le quedan muchas emociones por vivir.

El brillo de la cruz de guía del Huerto hizo suya la calle la Feria. El ángel confortador presenta el amargo cáliz al Señor, que portaba túnica blanca y mantolín rojo. Suena la Oración, interpretada por la banda de la Elevación de Campo de Criptana. Contraste con el caminar severo del Señor Amarrado a la Columna. La Virgen de la Candelaria estrenó en esta calurosa tarde una nueva saya de original ejecución. Perfecto el exorno floral del palio de la Candelaria que luce muchísimo.

La Hermandad de la Esperanza llega a San Zoilo con la alegría que caracteriza a la Hermandad nacida en Santa Marina. Precioso el exorno floral del Señor, que lució la túnica roja. Muy hermosa la Niña Gitana que Cerrillo regalase a Córdoba. Quizá la mejor Dolorosa que el imaginero de Bujalance hiciera para la ciudad. Íntimo el momento en la estrechez de la calle. Magnífico caminar de su cuadrilla, meciendo un palio que pide a gritos un bordado para realzar aún más, si cabe, la belleza de María Santísima de la Esperanza.

El palio de María Santísima de la Amargura se detiene en San Andrés. Tras Ella llegará el Cautivo que es devoción cristífera por excelencia de la ciudad. Al que escribe le queda siempre la impresión de que, a pesar de la notable mejora de la Cofradía en la calle de los últimos años, la misma podría ser aún mucho más de lo que es. Él, que todo lo puede, seguro que tiene previsto para la misma un futuro de más nazarenos y menos… ¿penitentes?














































































Hoy en GdP


Buscar en Gente de Paz




WWW Gente de Paz