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martes, 10 de enero de 2017

De Cerca con Nuria Barrera: "El cartel para Córdoba es un cartel lleno de significado"


Guillermo Rodríguez. Dice nuestra común amiga Irene Gallardo, más o menos con estas palabras, que Nuria Barrera es una persona encantadora, una artista excepcional y una cofrade maravillosa. Se queda corta. La conocí una mañana de Sábado en su estudio. Habíamos concertado la cita un par de semanas antes y su disponibilidad fue absoluta, con una humildad, una cercanía y una disponibilidad solo al alcance de los más grandes. Su eterna sonrisa, su felicidad contagiosa y su fluida conversación provocó que apenas hubieran transcurrido un par de minutos, para que aquella entrevista se convirtiese en una animada charla entre amigos.

Nuria es una persona abierta, sincera, profunda... que dice lo que piensa y piensa lo que dice. Una profesional en el más amplio sentido de la palabra. Una artista con mayúsculas y una mujer que enamora, con un curriculum casi inabarcable que se completará este mismo sábado con el cartel de la Semana Santa de Córdoba que será presentado en la ciudad de San Rafael. Esta es probablemente la entrevista en la que más he disfrutado, sin matices... disfruten como yo lo hice. Esta es Nuria Barrera.


¿Cómo y cuándo descubrió Nuria Barrera que era pintora?

Yo creo que nací siendo pintora, desde niña he tenido la necesidad de expresarme a través de un lápiz. Mi madre me cuenta historias desde muy niña, incluso de la guardería, por ejemplo de un día llegar llorando porque decían que había calcado un dibujo y mi madre al día siguiente fue a la escuela a enseñarle el cuento al maestro para que lo comparara con lo que yo había dibujado.

Desde siempre, en la escuela, han hecho porque se desarrolle esa aptitud, igual que a los niños ahora, los padres procuramos estimular las aptitudes que vemos en ellos, como la música o la pintura. Desde niña las Salesianas me empezaron a dar clases extraescolares de pintura.

Por eso te preguntaba que cuándo lo descubriste, porque da la sensación de que siempre has sido pintora, ¿pero hay algún momento de tu infancia en el que digas: yo es que me sentí pintora ahí?

Pues como te he dicho desde que empecé, comenzaron las clases particulares en las Salesianas, nunca olvidaré su nombre: Sor Lardín. Se anunció que iba a haber clases de óleo, para mí coger un pincel y pinturas..., ya no era lápiz. Para todos los niños es un atractivo mojar pinturas, mezclar colores y el poder usar un instrumento distinto al lápiz, con el que nacemos prácticamente. Descubrí que me encantaba, empecé en tablitas pintando callejones. Desde siempre me ha gustado pintar la luz, es una cosa que nunca había contado. Siempre quería pintar las proyecciones de las sombras en las paredes, la luz, no un paisaje cualquiera, sino cosas de aquí. Ahí fue donde empezó todo.

¿Tú crees más en el trabajo o en la inspiración?

Bueno si hablamos de este trabajo es un trabajo que depende mucho de la inspiración. Lógicamente necesitas estar siempre trabajando como bien dijo Picasso que la inspiración te pille siempre trabajando. Soy una persona que está siempre pensando. Yo si me desvelo o me despierto es pensando en el trabajo. Ahora porque tengo grandes encargos, pero también en las clases o en las alumnas. Soy una máquina de pensar a veces incluso tengo problema de sueño, el trabajo y la inspiración van siempre de la mano, es un proceso de trabajo continuo

¿Y dónde encuentras la inspiración?

En cualquier cosa, en cualquier momento. Anoche que estaba en la Basílica –de la Macarena- vi unas cenefas y unos colores en las decoraciones murales que tienen, que además están ahora recién restauradas las pinturas. Te pones a mirar y es como si estuvieses en la gloria con esas imágenes de la virgen. Vi una serie de dibujos y colores a los que les hice una foto. En cualquier momento o en cualquier lugar, cualquier escena, como una madre con un niño, le hago fotos porque veo cuadros en esas pequeñas escenas.

¿Qué sientes cuanto te plantas ante una nueva obra, frente al lienzo en blanco?

Una responsabilidad muy grande. Soy una persona creyente, me santiguo o le hago una cruz al lienzo para que me inspire. Es una manía, como los rituales de los toreros. Cosas de artistas. Es una responsabilidad, que sea lo que dios quiera y que salga lo mejor posible.

He leído una entrevista que te hicieron en la que hablabas con el entrevistador de un cuadro tuyo del puesto de calentitos que ya no existe en el Postigo. ¿Qué pinta Nuria Barrera cuando no pinta cosas de cofradías?

A mí me gusta mucho el costumbrismo. Mis alumnas muchas veces quieren pintar una calle o sitios de su pueblo, normalmente pintamos cosas que nos resultan estimulantes y familiares. Yo siempre digo que no pinten nunca los paisajes solitarios, es una escena muerta. No concibo un paisaje o un rincón sin un movimiento de personas. Recuerdo esa foto del puesto de calentitos, esa espera, es un rincón muy relacionado con cosas importantes de la ciudad –Virgen de los Reyes en verano, un día de Semana Santa-.

Qué pena que se pierdan esas cosas, ¿verdad?

Pues sí, es una pena, ahora han puesto una oficina de turismo que también es necesaria, pero es una pena que no haya seguido esa tradición y ese rincón tan de aquí. Le hicieron un homenaje a ella de regalo, un cartucho de plata hecho por un orfebre, un reconocimiento de toda una ciudad a una persona. No hace mucho se cerró la Alicantina, yo tengo una vista de esa plaza porque me gustó, además la casa que la recoge es rosa, y el Salvador con esa luz que tiene, es una expresión de color y la vida abajo. Era un día con el cielo muy azul, el rosa de la casa y la vida abajo.

Julio Dominguez Arjona, cuando comenta y explica fotografías antiguas, hace referencia a lo que tú nos dices. Ahora que no nos oye ningún fotógrafo, los fotógrafos cofrades tienen muchas veces la manía de centrarse en el primer plano, el paso, y él dice que la riqueza de la foto está en el movimiento de la gente, en los alrededores, en poder ver cómo era una escena de un paso pasando por determinada calle, cómo vestía la gente, cómo se desenvolvían. Me ha llamado la atención que tú también pienses así.

Si llenas de vida ese paisaje, cuenta más. Somos fieles a la estética, a la ropa. Si te vas al pasado a pintores costumbristas vemos como vestía la mujer del siglo XIX, los mantones, los peinados..., es dejar historia, el fotógrafo a través de la fotografía y el pintor a través de la pintura. Eso es lo que me gusta a mí contar

Nuria, ¿qué porcentaje de tu obra es sentimiento?

Todo, prácticamente todo. Quizá en algún momento, lo he hecho muy poco, que te hacen copiar algo muy determinado, creo que lo he hecho una vez o dos. Una copia de una pintura que es una gran obra, pero copiar a modo de copista como podemos ver en el Museo del Prado es algo que no me llama. Puede ser una base de inspiración, observar la pincelada, la mancha o el tipo de trazo, pero todo lo que sale de mí, es sentimiento. Si sientes las cosas, haces que el que la observa la sienta también.

¿Es fundamental el amor para la expresión artística?

Sí, influye, el amor y el desamor. Los sentimientos se expresan, todos, a través de la pintura. Yo tuve una época muy dura en mi vida, en la que sufrí mucho por muchas cosas, fue una parte de la vida que, como a toda persona, te afecta al trabajo y a tu estética, incluso se degrada uno. Los sentimientos se transparentan. En esa época pinte la portada del Anuario del Cachorro. Es una portada en blanco y negro. Personas que conocen mi obra y entienden, me dijeron que me había volcado y vaciado en esa obra, creo que quedó fantástica. Periodistas de aquí de las cofradías escribieron sobre el Cachorro de la luna, por ese blanco y negro, en homenaje a la Hermandad  que son los colores corporativos. Ahí se expresa el dolor, el desamor, el sufrimiento de una enfermedad grave de alguien muy cercano. Pero cuando uno está bien también se nota, al fin y al cabo es como el que escribe, es una fuente de sentimiento y, para bien o para mal, transmites a través de las palabras o del pincel cómo te sientes uno mismo.

¿Necesita Nuria Barrera estar enamorada para plasmar sus sentimientos?

Yo como ahora mismo me siento así, tengo a una persona en mi vida muy importante que me ayuda muchísimo… Me siento plena, eso afecta al trato con los demás, a intentar ayudar al que lo está pasando mal. Soy una persona muy cariñosa, que necesita el contacto, soy muy besucona incluso con mis alumnas y amigos. Necesito alimentarme y recibir, como una batería, así que sí, necesito el amor.

¿Eres más expresiva en situación de amor que de desamor?

De una manera o de otra… Con el Cachorro, como es una imagen tan desgarradora para mí, he conocido los entresijos de esa imagen muy de cerca gracias a la Hermandad, que un día me acerco mucho para hacer el cartel de la basílica. Fue un momento muy hermoso, salió un gran cartel, muy expresivo yo digo que ese cartel lo hizo Él. Hay días en los que te atascas y no te cunde el trabajo, pero yo prefiero el amor que el desamor.

En varias entrevistas en las que has sido protagonista, le concedes gran importancia a la luz y al color azul…

Es que me parece tan bonita la luz, vivimos en una tierra que rebosa luz. Además para que haya luz tiene que haber sombra, son tan bonitas las sombras también... Y bueno, no vamos a dejar los tonos medios, los grises, que muchas veces dicen que es triste, y no, es un color muy bonito porque es la sumar de todos los colores. La luz la veo importantísima, transmite positividad, calor, alegría, esta tierra es luz pura. Yo soy de Carmona, un pueblo que tiene mucha luz con sus fachadas blancas, colores en los balcones. A mí todo eso me inspira. Y luego, el azul, me parece el color más luminoso que hay. El azul de estos cielos nuestros es también tan particular… Es que Sevilla es azul, con las cerámicas, que a mí me encantan, esos azules cobalto, me transmiten muchísimo y procuro hacer lo mismo y contarlo. Muchas veces no soy consciente del azul pero sale, no es que me empeñe en ponerlo sino que brota solo.

Esos cielos que recortan la ciudad y la dibujan prácticamente. El otoño es la época más bonita para mí. De luz y de color, esos azules brillantes. El verano es muy bonito pero se pone esa broma que le resta limpieza. El otoño nos regala unos azules preciosos.

Esta pregunta te la han hecho miles de veces pero no me resisto, ¿eres pintora o cartelista?

Soy ambas cosas, la pintura me ha llevado al cartel, y me siento cómoda en el, me gusta contar o anunciar –el cartel es un anuncio-. Me parece un mundo muy bonito, las circunstancias personales me han ido llevando a hacer carteles de los que me siento orgullosa del primero al último, unos ves que pueden resultar más o menos, pero en general son todos como hijos míos, han nacido de lo más profundo, además me merecen todo el respeto en el caso de que sea una hermandad, una asociación o una entidad, como puede ser este año el Ayuntamiento, de una Agrupación como puede ser Córdoba. En fin, con todo el respeto y la responsabilidad de que confíen en mi para una cosa importante en este caso, entonces ambas van de la mano, con las dos disfruto mucho. Quizá el proceso creativo de un cartel produce más sufrimiento, en el sentido de que es una responsabilidad y debe ser completo, debe contar lo que hay que contar, adaptándose a lo que te pida la hermandad o la entidad que sea. Es un trabajo más laborioso en el sentido de que hay que crear, porque cuando tienes que hacer un paisaje tú le das tu estilo y lo ambientas como quieres, pero el paisaje es el que es.



¿Qué puede contener una pintura que no puede contener un cartel, y qué puede contener un cartel que no puede contener una pintura?

Una pintura puede ser un cartel. Un cartel es un anuncio más concreto, normalmente habla desde una ciudad por unas circunstancias especiales como unas fiestas, o en el caso de un aniversario de una hechura de una imagen, esta imagen ha de primar en el cartel. Luego, lo aderezas con los lugares en los que ha residido esa imagen, por ejemplo. También un cartel puede ser una pintura, pero un cartel contiene una información más precisa y más estudiada.

¿Eres una cofrade que pinta o una pintora que pinta cosas de Cofradías?

Yo soy una pintora a la que le gusta mucho todo lo que se desarrolla en su ciudad. Me parece una parte muy importante de la ciudad la Semana Santa. Determinadas escenas cofrades me parecen un lujo. Me gusta el movimiento, el color que ofrecen, el ambiente, la estética de la orfebrería de un palio, las flores, los monaguillos que me encantan… Soy una pintora a la que le gustan mucho las tradiciones y le gusta expresarlas. Como me gusta mucho la Semana Santa estoy encantado de pintar escenas cofrades. Además, lo demandan mucho, es un campo que da mucho trabajo gracias a Dios, lo disfruto muchísimo. Me parecen tan completas, porque pintas un rincón que puedes llenar con una escena cofrade. Me parecen inspiradoras.

¿Olía a incienso en la casa de tu infancia?

No concretamente, yo ahora si tengo en casa incienso porque me gusta mucho su olor, mi hijo además ha sido monaguillo y el olor del incienso en el terciopelo me encanta. Hemos salido en la Madrugá durante mucho tiempo y el olor del incienso impregnado en la ropa me encanta. No ha estado en mi infancia presente, porque no es como ahora, por lo menos en mi casa no, pero como me han llevado a muchos sitios donde olía a incienso y es un olor que me ha cautivado siempre y me recuerda a cuando era pequeña. En Carmona, más que el incienso, la alhucema, el olor de las copas, el cisco, ese olor que recuerda al incienso, recuerda a casa de pueblo.

¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el universo cofrade?

Tengo muchos, en mi casa somos tres hermanos. Por ejemplo, recuerdos con mi padre que nos llevaba a ver pasos. Decir de levantarnos a determinada hora para ir a ver a alguna Hermandad y yo era la primera que levantaba la mano. Me he apuntado siempre a todo. El Corpus, que era una fiesta de mañana, siempre me levantaba yo para acompañar a mi padre. En Carmona, mi padre está muy vinculado a la Hermandad de la Quinta Angustia, la noche del Martes Santo ir a pinchar flores para montar luego el paso, recuerdo a mi madre peinándole a la Magdalena el pelo natural..., son recuerdos muy bonitos, que hacen que quiera mucho a este mundo

¿Cómo late tu corazón ante la Esperanza Macarena?

Yo no sé si late o se para. Me emociona muchísimo. Ayer la vi, hacía muchísimo tiempo que no la veía, y se lo debía, por todo lo que me pasa últimamente, tengo muchas gracias que darle a dios. Anoche que disfrute de la confirmación de mi hijo y tuve la oportunidad de comulgar  con el arzobispo y la vi en directo… Mi madre dice que quiere que vuelva Garduño, pero a mí me gustó muchísimo, la vi preciosa. No te puedo decir si me late más fuerte o se me para al verla.

¿Qué otras devociones intimas tienen un hueco en tu alma?

A mí es que me gusta todo, o casi todo. Me emocionan muchísimo todas las imágenes. Además como por mi trabajo tengo la circunstancia de vivir muy de cerca, o disfruto de vivencias junto a Hermandades, a mí me emociona muchísimo prácticamente todas las imágenes. Si tengo que hablar de mi  debilidad por el cachorro, yo lo he visto de muy de cerca para verle toda la expresión del rostro y de la boca. Es una imagen que estremece, es tan airosa y transmite tanto, es un crucificado maravilloso. O será que lo he vivido por circunstancias muy intensamente que me provoco una emoción muy grande.

¿Hay sitio para la innovación en un cartel cofrade?

Siempre. Yo pienso que no está todo hecho y se puede dar siempre un estilo personal a un cartel. Es un punto de vista de un artista, en una pintura puedes contar más cosas incluso adornarlo, aportando muchas cosas nuestras que pueden hacer que el cartel este más completo, más emotivo al espectador, dándole la importancia a lo que tú quieras. Pienso que no está todo hecho y que siempre se puede aportar algo nuevo.



En cofradías son sinónimos tradición e inmovilismo?

Una hermandad que tiene un patrimonio creo que debe de ser fiel a ese patrimonio y mantenerlo. En el momento en el que tenga que sustituir determinado ajuar o elementos patrimoniales que quieran ser fieles al estilo que tienen para formar un conjunto armónico, quizá eso limita la inclusión de novedades. Las nuevas hermandades tienen la oportunidad de hacer cosas nuevas, lo que pasa es que se aferran a lo que hacen los demás y quieren imitar. En ese sentido sí son poco valientes, si eres una Hermandad nueva, tienes el poder de crear tu propio estilo, de innovar con un determinado bordado o diseño que puede ser más moderno. Quizá estamos un poco cerrados al barroco y a los grandes bordadores u orfebres y se limitan a seguir la misma línea, con cosas nuevas pero con un estilo más o menos igual al que venimos conociendo.

En ese sentido yo siempre menciono tres ejemplos: Juan Manuel Rodríguez Ojeda en la Macarena que cambia la Semana Santa tal y como la conocemos, la Amargura, que cambia radicalmente su estilo de un año para el otro, en una auténtica revolución, y en los últimos años tenemos otro ejemplo en Sevilla, que es la Hermandad del  Sol…

Antes te lo iba a mencionar, a mí me gusta. Hay mucha gente que menosprecia a la Hermandad del Sol. A mí me gusta la estética, su valentía, que quieran hacer cosas distintas. Merecen todos mis respetos, me gusta que haya hermandades que aporten cosas nuevas. Hay otra Hermandad que es la Milagrosa que está demostrando muchísima personalidad. Está contando una escena nueva, que es evangelizadora y desconocida, el Puente del Cedrón, que es como realmente se prendió al Señor, fue la guarda judía la que prendió a Cristo y no los romanos, con esa guardia y esos sonidos, esas antorchas y esos instrumentos que nos nutren de cultura. Me parecen valientes, están haciendo un palio nuevo de estilo otomano, del que quieren que les haga la gloria del palio. Tienen muy clara la estética de la Hermandad, están informándose y lo están haciendo con personalidad y estilo propio. Para mi es digno de admirar

El cartel de la Semana Santa de Carmona, el de Córdoba, el de las fiestas de la primavera, ¿tienes tiempo para salir con los amigos?

(Risas) Poquito pero lo busco, porque es necesario. Hay que respirar, evadirse, hay que comentarlo con los demás, es saludable. No todo el tiempo que quisiera pero busco a los amigos y la familia.

¿Qué ha significado para ti ser elegida para realizar estas tres obras?

Desde el punto de vista de Carmona me ha parecido un regalo en el sentido de que soy de allí, es dejar algo de mí en Carmona, me parece un cartel importante al que voy a dar mucho cariño, mi padre es de allí y se lo que significa para él, y entonces es un cartel muy importante. El de Córdoba es un cartel del que me siento orgullosísima por no ser yo cordobesa, además primera mujer que hace un cartel para la Semana Santa de Córdoba, primera persona que no es de la ciudad y puede dejar allí una obra, y también el primer año en el que todas las Hermandades van a la catedral. En fin, el cartel para Córdoba es un cartel lleno de significado y de mucha importancia. Y el de las Fiestas de Primavera ha sido una sorpresa total, poder contar la feria, los toros y la Semana Santa. Todos los carteles que tengo entre manos me duelen de la misma manera.

¿Pero cuál de los tres te provoca más respeto?

Los tres. Es que Carmona es mi pueblo, mucha gente me quiere allí y no les puedo defraudar. Córdoba, es una ciudad nueva que me ha dado una oportunidad única, no les quiero defraudar. Sevilla, que es una ciudad muy dura desde el punto de vista crítico, yo gracias a dios me siento querida y valorada, muy bien criticada en general por mi obra, le gusta a la gente, pero ojo que es el cartel de las fiestas de primavera.

¿Qué conoces de la Semana Santa de Córdoba?

No conozco mucho, debería ser cada semana la Semana Santa en un sitio para poder irnos a cada uno. La conozco por los medios tecnológicos, por salidas extraordinarias, actos que se salen de la Semana Santa… Es muy difícil irte de Sevilla en Semana Santa. Gracias a hermandades que han confiado en mi trabajo, gracias a particulares que me han encargado trabajos por los que he tenido que acercarme más a Córdoba… Y gracias a este cartel estoy descubriendo imágenes y rincones y pasos magníficos.

¿Tú crees que la creatividad y la capacidad artística pueden suplir esa distancia con la realidad cofrade de la ciudad de San Rafael, a la hora de plasmar la Semana Santa de Córdoba sin conocerla?

Por supuesto, yo he hecho cosas para León o para Hellín, que es muy distinto. Creo que formándote e informándote y viendo vídeos la distancia no existe.  Un pregón es muy distinto, es hablar de toda la Semana Santa, para eso si hay que estar preparado y conocerla, para llenar y transmitir hay que sentir como hemos hablado antes. Yo, como siento tanto este mundo, me considero una persona de muchísima fe, que no entiendo como alguien no puede creer en Dios, y siento tanto respeto por las imágenes, en el momento en el que decides que es lo que vas a contar, te nutres de esa imagen y pienso que se transmite, como lo siento, soy capaz de transmitirlo a pesar de no conocer profundamente su Semana Santa. Sin embargo hablar de una Semana Santa que no sientes o vives creo que es mucho más complicado.

¿Después de tantas obras y tantos éxitos se puede volver a sorprender?

Siempre, como es algo distinto, ¿por qué no vas a sorprender? Yo soy muy fiel a mi estilo y no voy a sorprender haciendo una cosa extraña, porque no me sale ni la siento, pero claro que puedes sorprender a través del color, de la escena, del rincón que vaya a escoger, de la imagen que vaya a presidir o a hacer que sea participe de ese cartel.

He leído en alguna entrevista que decías que nunca te habían influido en un cartel, ¿tienes miedo de que suceda alguna vez?

He vivido la libertad absoluta y he vivido el que te digan “ve por aquí”. Se agradece, porque te facilita el camino, que ya está hecho, y sólo hay que trabajar ese camino. Cuando te abren un campo enorme es más complicado.

Sin pretender desvelar absolutamente nada, ¿qué puede esperar Córdoba de ese cartel?

Voy a ser totalmente fiel a mi estilo, creo que voy a sorprender y quiero y espero que se sientan orgullosos de su cartel de la Semana Santa y que lo quieran tener en sus casas, escaparates, azulejos del mercado. Yo estoy muy ilusionada, preocupada, me he despertado en sueños durante el proceso pensando en las letras o en cualquier otra cosa, el mensaje, el color base... Estoy muy contenta y, a la vez, es un peso y una responsabilidad grandísima y lo que quiero es que todo el mundo quiera tener el cartel de Nuria Barrera.

¿Qué le queda por hacer a Nuria Barrera?

Muchas cosas que hacer, vivimos en una tierra que tiene muchísimos campos abiertos y yo creo que la pintura es una fuente inagotable de trabajo y de continuo proceso de aprendizaje. Aunque yo doy clase aquí a mis alumnas, ellas no saben que yo aprendo de ellas con la diversidad de temas que me ofrecen y les tengo que corregir. Recuerdo cuando estudiaba, Carmen Márquez, que es una acuarelista magnifica, a mi me encantaba cuando me tocaba el cuadro. Ella nos daba clases de desnudo al natural y con tres pinceladas te hacía un torso magnífico. Con ella descubrí que para enseñar tienes que hacer, realmente como se aprende es viendo. Yo les cojo su paleta, corriges, y aprendo a medida que les enseño a ellas, es un aprendizaje reciproco. 


Fotos Antonio Poyato




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