Carlos Gómez. El nombramiento de Ernesto Sanguino, junto con la destitución de su predecesor, Antonio Santiago, las dos caras de la misma noticia, se convirtió por derecho propio en una de las grandes bombas informativas de 2016 en la Sevilla Cofrade, al menos en los que a capataces y costaleros se refiere. La Paz del Porvenir, decidía el pasado 12 de mayo prescindir de los servicios del capataz más mediático del panorama cofrade. Una decisión que ponía punto final a décadas de la familia Santiago en el Porvenir, ya que su padre, Manolo Santiago, también fue capataz de la hermandad.
El hombre elegido para el relevo fue Ernesto Sanguino, un nombramiento que generó ciertos comentarios derivados, pues todo el mundo sabe que hasta finales del año 2014 Sanguino era el hombre de confianza de Santiago. Si nos atenemos a las declaraciones que el propio Sanguino fue haciendo en entrevistas desde su marcha hablaba de Santiago como su maestro y se daba a entender que la separación, que como decimos, tuvo lugar en noviembre de 2014, había sido amistosa. El hecho de ser quien lo sustituyese inducía a hablar en otro sentido y obviamente las reacciones no se hicieron esperar.
Buena parte de aquellas reacciones estaban inmersas en altas dosis de injusticia, porque la capacidad de Ernesto Sanguino al mando de cuadrillas costaleras está fuera de toda duda, como lo están su conocimiento técnico y sus prestaciones para dirigir equipos humanos de estas características. De ahí que el desafío al que se enfrenta no debería suponer demasiadas complicaciones considerando su dilatada experiencia, pese a que suceder a quien considera su maestro sea una empresa compleja, mucho más al tratarse de una hermandad de la que Santiago es hermano y cuyos pasos ya fueron dirigidos por su padre. Un hecho superado con notable éxito en la salida procesional del palio de la Paz con motivo de su coronación canónica.
Apenas unos días después de que la Corporación que preside Manuel Núñez refrendase la confianza otorgada por su predecesor a Ernesto Sanguino, a través de su nombramiento como capataz general de la cofradía, en Gente de Paz hemos conocido que un miembro del equipo del capataz David Arce se va a incorporar al equipo de Sanguino en la Hermandad de la Paz, Jose Manuel Castilla Peinado, que ha trabajado como costalero en las cuadrillas de la Cena, donde se inició en el mundo del costal para seguidamente pasar por cuadrillas como Buena Muerte, Amarrado, Candelaria, Sentencia, Gracia y Amparo, Reina de los Ángeles (Císter), Perdón, Rocío y Lágrimas y Desconsuelo. En Sevilla, ha sido costalero del Cristo de la Fundación y la Virgen de los Ángeles, de Ntra. Sra. de Araceli y del Dulce Nombre de Bellavista. En el equipo de David Arce ha desarrollado su labor como contraguía en las cofradías de Sentencia y la Virgen de la Concepción, desempeño que también ejerció en su etapa al frente de paso de misterio de las Angustias.
Castilla, como ya ocurriera con el propio Arce, de la mano de Los Villanueva, en la salida extraordinaria del Señor del Gran Poder, las Cigarreras el pasado Jueves Santo y los Servitas el Sábado Santo, realizará esta misma labor el próximo Domingo de Ramos con Ernesto Sanguino en la Hermandad de la Paz del Porvenir, evidenciando que la relación entre la Semana Santa de Córdoba y Sevilla hace años que se convirtió en bidireccional y que la transmisión de personas, de música de múltiples manifestaciones artísticas se realizan en un sentido y en otro. Una maravillosa recompensa a la sencillez y humildad con la que siempre ha trabajado en las Cofradías que han tenido la suerte de contar con su presencia y una gratísima noticia para la Córdoba Cofrade.
