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viernes, 13 de septiembre de 2013

El Dios del Amor

De entre todas las orillas que riega el mar de la existencia, pudiste elegir, Padre Mío, el mejor de los palacios, la mayor de las riquezas, la más noble cuna. Y sin embargo Señor, en tu infinita humildad y en tu grandeza incalculable, te hiciste hombre entre las gentes del pueblo, para modificar el mundo con tu maravillosa insurrección; la que nos habla de Amor y de verdad; la que nos muestra que Dios es Padre y amigo, vida eterna y camino hacia el Paraíso, y que su Nombre se encuentra en cada rincón de la creación, en el hogar más sencillo, y su vergel no precisa de gloria ni honores, ni pronombres ni joyas para materializarse poderoso por los siglos de los siglos...

Y el Hijo del carpintero se convirtió en Rey del universo y en faro que con su luz conduce a la humanidad entera, entre las mareas de la tribulación.

El hijo de un carpintero
se mudó puerta con puerta,
habla de paz y de Cielo,
de transformar esta tierra,
donde el poder y el dinero
nos somete y nos gobierna.

Comentan que su mensaje,
que a muchos pone nervioso,
de igualdad sin vasallaje
molesta al más poderoso.
Una Verdad sin ambages
en este mundo de sordos.

Dicen que han ido a prenderle,
y que ha sido condenado,
y que van a darle muerte
tras un martirio inhumano,
y en Cordero se convierte
por redimir el pecado.

Cuentan que muerte le dieron,
escoltado por bandidos,
por culpa del odio fiero
que pretende darle olvido,
pero los que comprendieron
hoy caminan su Camino.

Para sembrar el Amor
en las almas más humildes
se hizo hombre el mismo Dios,
su Verdad nos hace libres
bendita revolución.

Guillermo Rodríguez
11 de Septiembre de 2013
23:12 






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